T de torpeza

Torpeza.

1. f. Cualidad de torpe.
2. f. Acción o dicho torpe.

Y se quedan tan anchos... Hale, a buscar torpe...

Torpe.
(Del lat. turpis).

1. adj. Que se mueve con dificultad.
2. adj. Desmañado.
3. adj. Rudo, tardo en comprender.
4. adj. Deshonesto, impúdico, lascivo.
5. adj. Ignominioso, indecoroso, infame.
6. adj. Feo, tosco, falto de ornato.

A ver si lo que yo quería decir era desmañado...

Desmañado, da.
(Del part. de desmañar).

1. adj. Falto de maña, destreza y habilidad. U. t. c. s.

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Pues sí, era eso. Menos mal que me enseñaron a buscar en un diccionario... Pero ahora ya he elegido la letra y la palabra en este Diccionario de la Maternidad, así que no voy a marear la perdiz.

Dicen que las embarazadas se vuelven torpes. Creo que hay gente que hasta lo atribuye a un trimestre  determinado del embarazo: el segundo trimestre. Y mi experiencia me dice que es verdad.

Debo decir que yo siempre he sido de naturaleza torpona (o desmañada, como dirían algunos). Siempre se me han caído las cosas, me he chocado con todas las esquinas de la casa, llenándome de moratones que luego no sabía cómo me había hecho... En mi defensa he de decir también que los reflejos los tengo rápidos, así que muchas de las cosas que se me han caído han sido recuperadas al vuelo. Otras no.

Cuando era pequeña y jugaba al básquet (de base, que soy bajita, y alguna vez de alero), me decían que tenía las manos de mantequilla. El balón se me escurría de las manos.

Pues algo parecido me pasó en el segundo trimestre de embarazo, sólo que no se me escurrió un balón de baloncesto. No. Fue algo más caro. El móvil. Táctil. Nuevecito.

¡Bah! No te preocupes, no pasa nada. Si ahora se caen y se desmontan en miles de piezas, pero no se rompen. Ya tiene que caer mal para que le pase algo.

Sí, podría ser. Pero no fueron por ahí los tiros.

Os pongo en situación. Un día entre semana cualquiera, 9 o 10 am. Como estoy en el paro, no tengo que madrugar y me puedo permitir un desayuno de los de antes, con mi tazón de colacao hasta arriba, mis galletas (se me habían acabado los croissants) y mi periódico. Sólo que algo había cambiado. Ahora tengo un móvil molongo, táctil, y he sustituido el periódico en papel por el digital (sí, estoy contribuyendo a la muerte de la prensa escrita, pero no me apetece salir a comprarlo). En la mano izquierda el móvil, pasando con una habilidad inusitada de noticia en noticia. En la mano derecha, las galletas, dispuestas a ser convenientemente mojadas y ser devoradas por esta famélica embarazada. Y de repente...

¡¡¡CHOF!!!
¡¡¡NOOOOOO!!!

Mi móvil táctil nuevecito sumergido en el tazón, junto con trozos de galleta y grumos de colacao. Lo sumergí en arroz. No se pudo hacer nada...

No coló la reparación a través de la garantía. Se ve que algún trozo de galleta llegó a la placa base y no se creyeron cuando dije "Creo que no se ha mojado, me hubiese dado cuenta". Si es que no sé mentir...

Este es sólo un ejemplo de lo torpe que pude llegar a ser durante mi embarazo. El más dramático, eso sí.

Mensaje dirigido a las embarazadas: a lo mejor tenéis más suerte que yo y se os pasa. Pero a mí la torpeza aún me dura.