sábado, 5 de octubre de 2013

Mi experiencia con la lactancia materna

Una de las cosas que tuve claro desde el principio es que quería darle el pecho a mi hijo. No sabría decir cuando llegué a esa determinación, así era algo que ya tenía interiorizado o me fue calando la idea poco a poco. En mi entorno más cercano no abundan los niños pequeños. Mis hermanas tienen hijos, sí, pero son ya mayores (de hecho podría convertirme en tía-abuela en cualquier momento, pero eso no se lo digáis a mis hermanas ni a mis sobrinos porque les daría un patatús). Así que sus lactancias me quedan muy lejanas. Y de mi círculo de amistades sólo una pareja tenía niños cuando me quede embarazada.



Fue esta mamá  quien me descubrió a Carlos González y su libro Bésame mucho. Que en verdad el libro no es que me descubriese nada nuevo, pero sí me ayudó a reafirmar cosas que yo sentía que debían ser de ese modo. Después leí Un regalo para toda la vida. El espaldarazo definitivo. Hace tiempo que no lo consulto, pero durante los primeros meses de vida del Peque fue mi libro de cabecera.

Estas lecturas y las charlas con esta mamá que os decía me sirvieron para conocer cuáles podrían ser las posibles complicaciones de la lactancia. Y lo que es más importante, como superarlas. Creo firmemente que toda mujer, en su subconsciente, sabe cómo amamantar. Está en su código genético. Pura y llana supervivencia de la especie. Ahora bien, lo que puede no saber es cómo actuar ante situaciones adversas y, reconózcamoslo, se pueden dar muchas y variadas. No está de más conocerlas.



Confieso que no he tenido complicaciones físicas. Ni mastitis, ni perlas, ni grietas. Escozor sí, que desapareció en un par de días gracias al purelan, y ya más adelante, dolor al sufrir algún que otro mordisco con sus incipientes dientecillos, purelan de nuevo y un "no" firme. Hemos pasado también varias crisis de crecimiento, entorno a los 3 meses la primera que identifiqué como tal y hace un mes la última, antes de cumplir el año. Fueron durillas, y eso que sabía a qué me enfrentaba. Pero lo más duro, sin duda, fueron los primeros días.

Me encontré con un bebé dormidito al subir de despertares tras la cesárea. Como parece la norma en este país, con cesárea no hay contacto precoz, así que perdimos esas dos horas de alerta que tienen los recién nacidos y que dicen vitales para niño se coja correctamente. Cuando despertó, me lo coloqué al pecho, pero no abría la boca, parecía que no tuviese hambre. No lloraba, sólo se quejaba un poco. Así pasamos la primera noche. Quejicoso y sin engancharse. Y así continuó todo el día siguiente. Con la práctica, me pareció que agarraba mejor al pecho izquierdo que al derecho. Pero seguía sin abrir bien la boca. Boquita de piñón. Ni la matrona lo consiguió.
Y llegó la segunda noche. Comenzaron los lloros de verdad. Un día entero sin comer. ¡Y cómo lloraba! No cogía bien el pecho, así que no le llegaba el preciado calostro. Estuvimos desesperados y cada vez más nerviosos sin saber qué hacer hasta las 5 de la mañana. Entonces, por fin, vi la luz. El sacaleches. Y una cucharilla de postre. Así se tomó los 5 mililitros de calostro, si llega, que me conseguí extraer. Y se calmó. Cuando dicen que es oro líquido es por algo. 
Durmió 8 horas seguidas. Al principio le deje dormir. Estaba agotada así que esos momentos de paz quise aprovecharlos. Pero a partir de la sexta hora de sueño continuado empecé a preocuparme. Me parecía que esas poquitas gotas de calostro que había tomado no debían ser suficientes. Intente despertarlo, pero no hubo manera. Ni con una gasa con agua en la cara, ni con trucos de matrona experimentada. Despertó alrededor de las 2 de la tarde, justo cuando iba a comer yo (debí haberme imaginado cuál sería la pauta en el futuro). Y a partir de esa toma se enganchó mejor, pero no desapareció la boquita de piñón. Eso se notó por la noche, que dormimos un poco más. Al día siguiente, en la revisión por la pediatra me dijeron que había perdido bastante peso y que si en la siguiente revisión, antes del alta, seguía así, tendrían que darle un suplemento. No hizo falta. 
Al cuarto día tuve la subida de la leche. El pequeño seguía con su boca de piñón, pero ya comía. El día del alta ya había recuperado parte del peso perdido, aún así salimos con 200 gramos por debajo de lo que pesó al nacer. 
Ya en casa nos hicimos con un rincón en el sofá y poco a poco el enganche fue mejorando, hasta que por fin esa boquita de piñón desapareció del todo. Y con ella el escozor. 
Por las noche empezamos a practicar el colecho, más por mi comodidad que por convencimiento de sus beneficios. Con la cesárea, el hecho de coger y dejar al niño en la cuna era muy incómodo, a veces doloroso. Además, tumbada las grapas ni me molestaban. Eché de menos que alguien en el hospital me hubiese indicado esa posibilidad.
A partir de ahí, todo fue rodado. Mi Peque se convirtió en un experto y progresivamente las tomas fueron haciendose más rápidas y espaciadas. Hasta el día de hoy. 6 meses de lactancia materna exclusiva. Mi Peque ya tiene un año y seguimos con la lactancia. Hasta que él y yo lo decidamos. Pero la última palabra es suya. 


Esta primera semana de octubre ha sido la Semana de la Lactancia Materna en España, que no sé porqué razón no coincide con la semana mundial. Da igual. El lema es Apoyo a la madres que amamantan ¡cercano, continuo y oportuno!
Y eso es lo que conseguí yo asistiendo a un grupo de lactancia. Rodearse de mamás recientes, que están pasando por tu misma situación y de mamás no tan recientes que han pasado por ello y ¡lo han superado! Eso anima muchísimo, y además sales con un montón de trucos e ideas.

Por eso yo recomendaría a todas las futuras mamás y mamás recientes que se acerquen a estos grupos. Existen muchos prejucios en algunos ámbitos acerca de estos grupos, pero mi experiencia me dice que son infundados. Nunca ví fundamentalismos ni guerras teta vs biberon. Sólo consejos para conseguir una lactancia materna exitosa. Y apoyo a todas las mamás que se acercaron para adaptarse a su nueva vida.

5 comentarios:

  1. Creo que es el post que te he leído que más me ha gustado! Enhorabuena por superar miedos, inseguridades y presiones y superar tus baches! Enhorabuena por tu lactancia!

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    1. Ains, muchas gracias!!! Qué ilusión, jejeje
      La verdad es que no me imaginaba que pudiese sentirme tan bien con esos pequeños momentos diarios :)

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  2. Yo empecé con los mismos libros pero en orden inverso. Primero el de "Un regalo para toda la vida" que me sacó de la absoluta ignorancia en la que vivía respecto a la lactancia materna, y ahora estoy con el de "Bésame mucho" pero me gustó mucho más el primero. En cosa de un mes ¡veremos a ver si pongo en practica lo aprendido!

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    1. Bésame toca más temas además de la lactancia, así que supongo que por eso al leerlos a la inversa lo que contaba ya te lo sabías, digo yo (por decir algo)
      Seguro que sí, ya te digo que a mí me sirvió de mucha ayuda.
      Un beso!

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  3. Fabuloso post con tu experiencia, leí todos los libros de Carlos González, pero después de nacer mi primera hija. Yo estaba convencida que se "engancharía", por puro instinto, en paritorio se enganchó, y al día siguiente, a pesar de que le habían dado un biberón, volvió a su teta :)

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