R de recoger

Recoger.
(Del lat. recolligĕre).

Me voy a ahorrar poneros las ¡24! acepciones que recogen los señores académicos en el diccionario y me voy a ir a las que me interesan:

1. tr. Volver a coger, tomar por segunda vez algo.

2. tr. Coger algo que se ha caído.

7. tr. Guardar, alzar o poner en lugar seguro algo.

9. tr. Disponer con buen orden y aseo los objetos de una casa, una habitación, una oficina, etc.

10. tr. Volver a plegar o estirar algo que se había estirado, desenvuelto, etc.

Aunque este tema ya ha sido tratado con anterioridad por otros académicos del diccionario m(p)aternal, me gustaría habla un poco de este tema.

Si un día tocasen al timbre y dijesen

Hola, ¿nos enseñas tu casa? 

Así como hacen en esos programas de la tele que se dedican a ver mansiones, la respuesta sería

No  

Rotundo. ¿Por qué? Porque la acepción novena de recoger no es uno de nuestro puntos fuertes. Para qué nos vamos a engañar...

Nunca he sido muy ordenada, mi madre tenía una cruzada conmigo. Pero he de decir en mi defensa que mi desorden suele limitarse a mi área de la habitación, donde se puede acumular la ropa, y a la mesa del escritorio, donde crecen las montañas de papeles. Pero dentro del desorden, hay un orden, que conste. Y si me cambian algo de sitio, ya me puedo volver loca buscándolo que no lo vuelvo a encontrar.

Hay otros "elementos" que contribuyen al caos. Los calcetines del padre y el Goset. Al perrillo no le ha dado nunca por las zapatillas. Eso sí, es ver un calcetín, y ya hay diversión asegurada. Así que los calcetines han colonizado prácticamente todas las estancias de la casa. Si dejase de encontrarme los calcetines del padre dispersos por la casa, sería feliz. Con la llegada del bebé, el imperio "Calcedonia" ha conquistado nuevos logros, porque ahora también me encuentro calcetines del niño en cualquier lado. Y esos son  más difíciles de encontrar, que son más pequeños.

Esa dejadez innata en recoger la ropa ha podido tener consecuencias. Haciendo caso del consejo "duerme cuando duerma el bebé", un día cualquiera, durante sus primeros meses de vida, puede que me quitase el sujetador de lactancia porque me molestase en la toma, me acabase durmiendo en el sofá con el niño en la teta y al despertar olvidase sacarlo de debajo del cojín donde lo había escondido. Puede que, al día siguiente, un amigo viniese a vernos y lo descubriese*.

A raiz del este (supuesto) incidente y del convencimiento de que o recogemos un poco o moriremos sepultado bajo un alud de calcetines y juguetes, estoy haciendo un esfuerzo y todas las mañanas ordeno la casa antes de que despierte. Orden que dura exactamente eso, hasta el momento que despierta.

Y a lo largo del día entran en juego el resto de acepciones de la palabra recoger:

• 1 y 2 - Coger y volver a coger todo aquello se tira al suelo. Una y otra vez. Parece que la gravedad le fascina. Especialmente en lo referente tirar la comida desde la trona. Aquí también voy a echarle parte de culpa al perro. Eso de quedarse sentado a su lado, mirandole, esperando a ver si cae algo, no ayuda, nada.
• 7 - Luego cuando ya ha comido, llega la hora de explorar. Y aquí he tenido que retirar los objetos potencialmente peligrosos de su alcance. Era eso, o tener un niño o un perro tuerto, plan pirata.
• 10 - Y la última acepción, esa la incluyo a última hora, en la revisión del post, ya que sucedió hace unos días... La primera vez en que oí "el silencio" y me dije "no puede estar haciendo nada bueno". Pero mejor os dejo una imagen**, que dicen que valen más que mil palabras.

Ahora sé lo que sentía mi madre...

* No, seamos sinceras, no es un supuesto, está basado en hechos reales.
** Él solito. El Goset no quiso participar en la fechoría.