miércoles, 2 de octubre de 2013

Y de ¿y ahora qué?

(Del lat. et).

  1. conj. copulat. U. para unir palabras o cláusulas en concepto afirmativo. Si se coordinan más de dos vocablos o miembros del período, solo se expresa, generalmente, antes del último.
  2. conj. copulat. U. para formar grupos de dos o más palabras entre los cuales no se expresa.
  3. conj. copulat. U. a principio de período o cláusula sin enlace con vocablo o frase anterior, para dar énfasis o fuerza de expresión a lo que se dice.
  4. conj. copulat. Denota idea de repetición indefinida, precedida y seguida por una misma palabra.

Real Academia Española © Todos los derechos reservados


Cuando pasé por la puerta de mi casa,  con mi recién nacido en brazos, andando despacito, tanto que parecía una muñeca de Famosa dirigiéndose al portal, la sensación que tuve fue de estar desubicada. Todo estaba igual (bueno, mucho más limpio, para qué nos vamos a engañar, que mi hermana LaMediana se dedicó a adecentarme la casa antes de que llegase su sobrino a casa) y al mismo tiempo no estaba igual (y no me refiero a la limpieza).

Habíamos pasado 5 intensos días y sus repectivas noches en el hospital. Nos habíamos conocido allí. Allí, sabíamos dónde colocarnos, dónde estaba la ropa, dónde estaban los pañales... Ese había sido el espacio donde nos habíamos ido adaptando el uno al otro. Y de repente, vuelta a casa.

No es que quisiese quedarme en el hospital, de hecho estaba deseando salir de allí. Estaba harta de ese lugar. Pero era tal la sensación de estar enfrentándome a lo desconocido...

Nada más entrar, como os decía, algo había cambiado. Y no solo lo noté yo. El Goset, que es el animalico más cariñoso del mundo, ni me miró. Estaba enfadado conmigo. Me había ido una noche, de repente y 5 días después aparecía con un mico en brazos. Así que la bienvenida efusiva que yo deseaba, se quedó en eso, en deseo.

Avancé por el pasillo y vi la minicuna en mi lado de la cama. Era la hora de comer. El Peque estaba durmiendo.
Y ahora ¿qué hago? ¿Lo dejo en la habitación y me voy a comer? ¿Me llevo la minicuna al salón? 
Y ese fue el primero de multitud de ¿Y ahora qué? que me han ido surgiendo...

¿Y ahora qué hago si no duerme?
¿Y ahora qué hago si tiene hipo?
¿Y ahora qué hago si tiene fiebre?
¿Y ahora qué...?

Pero poco a poco, ese agobio, ese no saber qué hacer, esas dudas cuando me surge una nueva situación han ido desapareciendo... Ahora dejo que mi instinto actúe. Puede que me equivoque alguna vez, pero ¿quién no se equivoca alguna vez? 







10 comentarios:

  1. los comienzos son duros, pero la naturaleza es sabia, y la respuesta al "y ahora qué?" está ahí, y solemos encontrarla....aunque no sea a la primera.
    besos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Es una sensación tan extraña... por lo menos lo que me pasó a mí al cruzar el umbral de casa. Pero poco a poco desapareció :)
      Normalmente no es a la primera, ya me gustaría a mí, jeje
      Un beso!!!

      Eliminar
  2. Pues a mi, después de haber pasado el tiempo de los primeros días, estos relatos me resultan super tiernos...pero como dice Paula, la naturaleza es sabia, y jolin que rápido te metes en tu nuevo papel de madre!!
    Besos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Cuando me acuerdo también me sale una sonrisa, a pesar de recordar el agobio que tenía esos días :)
      Un beso!

      Eliminar
  3. Cuánta razón! Al principio es todo...¿Y ahora qué? y así pasan un día tras otro y cuando consigues saber qué hacer con una cosa sale otra y así sucesivamente..jejeje. Lo bueno es que para estos cambios nos adaptamos y aprendemos muy rápido.
    Besos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Y siguen saliendo ¿y ahora qué? sin parar, pero al menos ahora una tiene unos pocos más de recursos. Dicen que la experiencia es un grado, no? :)
      Besos!

      Eliminar
  4. En cosa de un mes me veré yo en tu misma tesitura, entrando por la puerta de casa con la bichilla en brazos y sin tener ni idea de qué hacer con ella.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ay, qué no te queda ná!!!!
      Después de leernos a todas ya estás más que preparada para lo que viene, aunque de esa sensación creo que no se libra nadie.
      Un beso!!!

      Eliminar
  5. Esos agobios, los hemos pasado todas cuando hemos sido madres primerizas. Y solemos hacerlo mejor de lo que pensamos, aunque los miedos y los temores siguen estando siempre, vamos despejando incógnitas y aprendiendo a la par que nuestros hijos.

    ResponderEliminar
  6. ... y yo que pensaba que lo del "y ahora qué" sólo me había pasado a mí. ;-)
    Me encanta este escrito. En su brevedad manifiesta con gran contundencia esa transformación invisible que se produce al alumbrar a un hijo... :-)

    ResponderEliminar

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...